¿Qué pensarías si anunciáramos un chip basado en ADN que fuera mucho más rápido, más barato, con menos consumo de energía y más sencillo de fabricar que los de silicio? Toda una ganga para el mundo de la informática que puede estar en breve ocupando los ordenadores de la nueva era. En dura pugna con los chips de grafeno, los de ADN pueden ser la solución al siglo 21.
Que la era del silicio está llegando a su fin no lo duda nadie. Las alternativas bullen por todos lados. Los científicos investigan multitud de campos para superar las limitaciones de este mágico elemento que hasta ahora nos ha ayudado mucho para alcanzar una impresionante etapa de nuestra civilización. Pero la humanidad necesita más y más velocidad, más capacidad de proceso de datos, más información. Los chips de silicio tienen fecha de caducidad en cuanto a sus posibilidades, pero nosotros no podemos detener nuestra voracidad de información. Algunos expertos han escogido la vía del grafeno, ese material maravilloso que parece poseer todos los dones de Dios. Otros se centran en diseñar chips basados en ADN, esa otra molécula divina que ha permitido la vida.
Que la era del silicio está llegando a su fin no lo duda nadie. Las alternativas bullen por todos lados. Los científicos investigan multitud de campos para superar las limitaciones de este mágico elemento que hasta ahora nos ha ayudado mucho para alcanzar una impresionante etapa de nuestra civilización. Pero la humanidad necesita más y más velocidad, más capacidad de proceso de datos, más información. Los chips de silicio tienen fecha de caducidad en cuanto a sus posibilidades, pero nosotros no podemos detener nuestra voracidad de información. Algunos expertos han escogido la vía del grafeno, ese material maravilloso que parece poseer todos los dones de Dios. Otros se centran en diseñar chips basados en ADN, esa otra molécula divina que ha permitido la vida.
Es el caso de Chris Dwyer, ingeniero de la Universidad de Duke que ha diseñado un chip basado en ADN que puede convertirse en la próxima revolución de la tecnología informática. Este hombre no es cualquiera. Ha recibido el premio PECASE 2009, destinado a los jóvenes talentos de la investigación que merecen una atención especial por la relevancia de sus experimentos y aportaciones a la ciencia. También ha sido premiado por DARPA en 2009 y el premio ARO en 2008. Este profesor adjunto de Ingeniería Eléctrica y Computación de la Pratt School de Duke, asegura que su invento supera con creces las limitaciones que poseen los chips de silicio y que en poco tiempo están llamados a sustituirlos como corazón de los sistemas informáticos del futuro.
Basa el funcionamiento del chip combinando fragmentos específicos de ADN con otras moléculas específicas, para que utilizando las instrucciones codificadas en el ADN este "ensamblador" fabrique trazos de circuitos concretos. Luego, para crear otros patrones diferentes, simplemente se utilizan diferentes "programas" de ADN y, al combinar todos estos programas, es posible crear cualquier patrón imaginable. Lo mejor de todo es que estos chips no necesitan electricidad para comunicarse, sino luz. Gracias a unas estructuras que se forman llamadas cromóforos, la computación por medios ópticos será la encargada de impulsar los millones de datos que circularan por sus circuitos y aumentar la velocidad de procesamiento a un nivel jamás visto por el silicio. Por si fuera poco, estos chips tienen la capacidad de auto-ensamblarse, con lo que sus posibilidades de uso resultan prácticamente ilimitadas.
Pero eso no es todo. Para rematar la faena, resulta que estos chips son infinitamente más baratos que los de silicio y, sobre todo, son tan sencillos de fabricar que una persona es capaz de fabricar en un solo día más chips que toda la industria de semiconductores del mundo durante un mes entero, lo que significa que el costo de fabricar estos procesadores súper avanzados se aproximará casi a cero. Realmente increíble. Cuando esto llegue al mercado, no podemos ni imaginar que avances nos traerá semejante poderío informático. En pocos años, dispondremos de unos chips velocísimos a un coste muy reducido y a tamaño infinitesimal. Toda una promesa de futuro que nos acercará a la singularidad de Kurzweil antes de lo que pensamos.
Cesar Hernandez
19.502.806
CRF
Referencias
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