Biotecnología  computacional
JACK TUSZYNSKI
DEPARTAMENTO  DE BIOFÍSICA
UNIVERSIDAD DE ALBERTA (CANADÁ)
02/02/01
¡El  amanecer del nuevo mundo de la biotecnología computacional ya es  presente, ya ha llegado! En estos albores del siglo XXI estamos  preparados para un
nuevo avance informático: pronto veremos  ordenadores a los que no habrá que dar órdenes, puesto que tendrán la  capacidad de aprender de manera autodidacta.
El desarrollo de un  ordenador biológico rápido, pequeño y en constante evolución, ya no se  considera ciencia-ficción. Miembros de la comunidad científica
internacional  están combinando materiales con la última tecnología del silicio con  vistas a crear dispositivos electrónicos de tamaño más reducido, pero
también  más flexibles en términos de estructura y función.
Irónicamente,  nuestro propio cerebro nos puede servir de prueba del concepto. En la  actualidad, muchos científicos opinan que se puede establecer un
considerable  paralelismo entre las neuronas y sus entramados de conexiones y rutas comunicativas,  y los "ordenadores humanos". El estudio de las neuronas
podría,  pues, proporcionarnos un buen marco de trabajo para el diseño de un  computador biológico. El cerebro está compuesto de diez mil millones de  neuronas,
cada una de las cuales podría estar conectada con otras  mil. Las neuronas transmiten señales eléctricas a través de sus brazos, o  axones. Dentro de cada
axón existe una arquitectura paralela de  microtúbulos interconectados con otras proteínas, de forma semejante a  lo que sucede con el "cableado" interno de
los ordenadores. De hecho,  la estructura de los microtúbulos podría haber evolucionado hacia una  eficiencia computacional óptima. Las propiedades
piezoeléctricas de  estos filamentos proteicos les permiten cambiar de forma, moldearse,  ante determinados campos o corrientes eléctricas, lo que los
convierte  en excelentes reguladores de la plasticidad sináptica, un mecanismo que  podría explicar el principio tan popular de "o lo usas o lo pierdes".
Así,  las conexiones sinápticas poco utilizadas se perderían en beneficio de  otras más activas.
El biólogo Guenter Albrecht-Buehler demostró  que las células perciben su entorno a través de un orgánulo minúsculo  denominado el centriolo, compuesto de
microtúbulos que interactúan  con la radiación electromagnética. Un grupo alemán de biotecnología,  dirigido por Eberhard Unger, pasó a continuación a
demostrar que los  propios microtúbulos también pueden ser conductores; dicho equipo está  ahora centrándose en la construcción de componentes nanoelectrónicos
utilizando  estas y otras proteínas. Al mismo tiempo, la idea de crear aplicaciones  bioelectrónicas híbridas combinando materiales biológicos y otros  basados
en el silicio está cogiendo fuelle. En ningún lugar es esto  más evidente que en el Starlab Inc., un laboratorio de investigación  privado con sede en
Bruselas, en el que trabajan de forma  interdisciplinar setenta científicos de veintiocho países. En la  actualidad, sus vistas están puestas en la creación
de un chip  biológico. El objetivo es diseñar componentes nanoelectrónicos  utilizando estructuras híbridas de proteína-silicio, con arrays de  proteínas como
osciladores biológicos,  estimulables con electrodos o acopladores acústicos..
Es poco  probable que los ordenadores de ADN puedan llegar a competir,  autónomamente, frente a los ordenadores electrónicos. No obstante, la  memoria digital
en forma de ADN y proteínas es una posibilidad real,  muy real. Más aún, la inteligencia innata de  las moléculas de ADN podría ayudar a fabricar estructuras
minúsculas,  infinitamente complejas. Se trataría en esencia de utilizar la lógica  informática no para hacer cálculos, sino para construir cosas, idea
concebida  por Eric Winfree y Paul Rothemund, ambos del California Institute of  Technology. Un único tubo de ensayo de tejas de ADN podría realizar diez
trillones  de sumas por segundo; su velocidad sería un millón de veces superior a  la de un ordenador electrónico. Bernie Yurke, de Lucent, pretende
ensamblar  motores moleculares ultrapequeños basados en ADN como componentes de  sistemas sintéticos, "nanorobots" capaces de llevar a cabo tareas
individuales,  de tal forma que un patrón arbitrariamente complejo  pudiese ser transferido a un sustrato de silicio para fabricar  circuitos y transistores
a nanoescala. El interfaceado de estas  estructuras con células vivas permitirá una multiplicidad de  aplicaciones médicas y tecnológicas, inclusive
aplicaciones clínicas  no invasivas de diagnóstico y terapia, y dispositivos computacionales.
A  una escala todavía mayor, el cheque-regalo de 150 millones de dólares  del co-fundador de Netscape, Jim Clark, posibilitó a la Universidad de  Stanford el
ensamblado de equipos interdisciplinares de  investigación, formados por biólogos y especialistas de otros campos  relacionados con la denominada "iniciativa
Bio-X". La investigación  interdisciplinar está muy de moda dentro de la comunidad científica,  y los científicos, tanto de Estados Unidos como de fuera,
están  atreviéndose, cada vez más, a traspasar los muros de cristal de sus  respectivos departamentos. En la actualidad, se están formando equipos
multidisciplinares  con vistas a modelar procesos y estructuras vivas. Por ejemplo, el  objetivo del proyecto CyberCell, dirigido por Michael Ellison,
de la  Universidad de Alberta, es comprender en profundidad la naturaleza  dinámica y estructural de los procesos celulares, con vistas a recrear
computacionalmente  una célula viva.La posibilidad de estudiar y controlar la fisiología  celular en silicio asentaría las bases para la creación de otros
ciberorganismos  unicelulares y pluricelulares. Se están realizando trabajos en una  línea investigadora paralela en la North Dakota State University.
El  "Virtual Cell Development Proyect", financiando por la National Science  Foundation, tiene como objetivo a largo plazo la creación de un entorno  de
aprendizaje activo, en torno a la estructura y las funciones de la  célula. En Europa, se está preparando un proyecto semejante, aunque más  orientado a la
investigación, que de momento se conoce como  Sim-Cell. Recibirá fondos de la Unión Europa y se contempla como un  convenio de colaboración entre el Starlab,
BrainMedia (de Marbug,  Alemania) y varias universidades socias.
Hasta  los especialistas en matemática aplicada se están involucrando  activamente en esta compleja línea de investigación. En Canadá, una red  de centros
de excelencia, financiada por el gobierno federal,  conocida como MITACS (Mathematics, Information  Technology and Complex Systems) tiene, entre sus objetivos,
un  capítulo biomédico, en el que se contempla el desarrollo de herramientas  estadísticas para la investigación genética, modelos matemáticos e  informáticos
de epidemias, modelos biomédicos de sistemas celulares y  fisiológicos y modelos informáticos de desarrollo farmacéutico. En los  Estados Unidos, los
Institutos Nacionales de Salud organizaron un  simposio, en junio del 2000, para profundizar en las aplicaciones  terapéuticas de la nanotecnología; la
ingeniería y el diagnóstico de  los tejidos; el desarrollo de nanoestructuras biomiméticas y los  interfaces electrónicos / biológicos. Este congreso supuso
el primer  paso firme de una importante iniciativa a nivel nacional en apoyo de la  investigación nanotecnológica, sustentada con más de 2000 millones de
dólares.  El ex-presidente estadounidense Clinton señaló en una ocasión que el  siglo XX pertenecía a la física, pero que el XXI sería el de la  biología.
En la actualidad, la  biotecnología a nanoescala nos está enseñando que el futuro, y el  presente, está precisamente en la eliminación de estas barreras
interdisciplinares.  Se espera que el ritmo de innovación y descubrimiento  en esta área sea veloz.
Dr. Jack Tuszynski es profesor de  biofísica de la Universidad de Alberta y trabaja en sus facultades de  Ciencias y de Medicina.
Es el jefe del proyecto "Mathematical  Modelling in Pharmaceutical Development"[Modelaje matemático en el  desarrollo farmacéutico] del Centro de
Excelencia MITACS. Durante  casi un año, el Dr. Tuszynski ha sido jefe de investigación del grupo de  neuronas de Starlab, incubadora de alta tecnología
con sede en  Bruselas. En la actualidad, está reuniendo a un equipo internacional e  interdisciplinar de científicos para emprender un proyecto denominado
Sim-Cell,  que tiene como objetivo la creación de un modelo computerizado de una  célula viva.
http://nextwave.universia.net/salidas-profesionales/mb/MB5.htm
Silicon nanoelectronics. Physics of Silicon Nanodevices. Practical CMOS Scaling. The Scaling Limit of MOSFETs due to Direct. Quantum Effects in Silicon Nanodevices. Ballistic Transport in Silicon Nanostructures. Resonant Tunneling in Si Nanodevices. Silicon Single-Electron Transistor and Memory. Silicon Memories Using Quantum and Single-Electron Effects. SESO Memory Devices. Few Electron Devices and Memory Circuits. Single-Electron Logic Devices.
jueves, 18 de febrero de 2010
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